El Colegio de Psicólogos afianzado en la memoria

A

En memoria de nuestras compañeras

Dora Biasoni y Miriam Iozzo

El Consejo Directivo del Colegio de Psicólogos en funciones durante septiembre de 2019 formuló un pedido a asociados que se incorporaron en los inicios de la Institución  para que recopilen datos y vivencias y escriban un trabajo bajo el título de El Colegio de Psicólogos afianzado en la memoria, que refleje las circunstancias que fueron determinantes en la construcción de nuestra identidad profesional.

La identidad profesional funciona,  aunque no sea fácil demostrarlo, como una letra tallada por la experiencia vivida y la experiencia transmitida que conforman entre el ayer y el hoy un proceso histórico concreto» (Rosa Falcone, 1997).

 El grupo que aceptó el reto se propuso organizar cronológicamente la historia del Colegio de Psicólogos de Catamarca desde sus inicios hasta los primeros años de este siglo, tomando como fuentes principales el registro documental, los testimonios personales y algunos acontecimientos políticos y socioculturales que crearon las condiciones para su fundación y evolución.

Se consensuó el armado de un relato histórico y una memoria colectiva tomando varios ejes:

  • Los orígenes. Contexto social-político-cultural de los años 60 y 70.
  • Institucionalización a través de la colegiación: creación, estatutos,  personería jurídica, los ejes de discusión de la época.
  • Legalización: reuniones preliminares, estrategias. Segunda mitad de los 70 y comienzos de los 80.
  • Dispositivos de inserción laboral: Convenios con obras sociales, sistema de auditorías, códigos de ética.
  • Sede: adquisición de un espacio físico propio.
  • La formación profesional como eje transversal y longitudinal: actividades de capacitación permanente,  con los diferentes marcos teóricos.

Este último eje deberá ser retomado por otras y otros colegas en un futuro trabajo ya que, en esta instancia, no alcanzamos a desarrollarlo en la amplitud que se merece  (la pandemia como contingencia inesperada nos interrumpió) y es necesario por su complejidad y por la importancia que tiene en la práctica profesional.

Participaron:

Lic. Dora Biasoni

Lic. Eleonora Campos

Psic. María Isabel Ibáñez

Lic. Miriam Iozzo

Lic. Mirtha Losso

Lic. Carmen Martínez

Lic. Edgardo Quiroga

Lic. Adalgisa Scaglia

Lic. Maria Paulina Sanchez

Lic. Lucrecia Walter

Compaginación y edición:

Lic. Mirtha Losso

LA MEMORIA COLECTIVA

El concepto de Memoria Colectiva, según el sociólogo francés Maurice Halbwchs, se trata de un proceso social de reconstrucción del pasado vivido y experimentado por un determinado grupo, comunidad o sociedad. Es distinta a la historia, la cual se refiere a la serie de fechas y eventos registrados como datos duros y  hechos infalibles, independientemente de si estos han sido sentidos o experimentados por alguien. Mientras que la historia es informativa, la memoria es comunicativa. La memoria funciona como la única garantía de que un grupo sigue siendo el mismo en medio de un mundo en perpetuo movimiento.

Los 70: Los inicios

 Regreso de la democracia y de nuevos colegas. Tiempos difíciles y peligrosos. Las disputas por el espacio, los “etcéteras” y el Día del Psicólogo: las huellas de la memoria.

     El año 1973 fue un año de cambios vertiginosos, tanto en el país como en nuestra provincia. Las elecciones generales del mes de marzo pusieron fin a un largo y oscuro período de gobiernos militares (1966-1973). El regreso de la democracia trajo aires nuevos y un clima de expectativa en la población en general y generó cambios importantes que habrían de favorecer la apertura del campo profesional y la inserción laboral de los psicólogos y las psicólogas en nuestro medio.

A principios de la década 70 la presencia de psicólogos en Catamarca se reducía solo a dos colegas, Nelly Urquiza y Cristina Ibáñez. Ambas ya estaban incorporadas al sistema estatal de salud trabajando en ambos hospitales públicos y en la Casa Cuna, que dependía del  Ministerio de Bienestar Social. Hasta principios de 1973, Nely y Cristina trabajaron en soledad, dificultosamente, abriendo espacios.

En marzo-abril de 1973 llegan Dora Biasoni, Cristina Herrera y Mirtha Losso. Todas ellas abocadas a una rápida inserción laboral al mismo tiempo que desarrollaban las gestiones en el Ministerio de Gobierno, con el fin de que el recientemente elegido gobierno democrático diera luz verde a la creación de una institución para nuclear y representar profesionalmente a estas cinco psicólogas residentes en la provincia. Era tiempo de elecciones nacionales y provinciales.

 Al poco tiempo, el Ministerio de Gobierno autorizó a las colegas a constituirse como Colegio e iniciar la gestión de la Personería Jurídica. Las primeras reuniones para la nueva institución se realizaron en la calle Caseros al 400, en casa de Nelly Urquiza, a quien se elige para la función de la presidencia: se distribuyeron las áreas de trabajo, se crearon secretarías y se estableció el estatuto para el funcionamiento del Colegio de Psicólogos de Catamarca, adaptando el de la C.O.P.R.A (Confederación de Psicólogos de la República Argentina).

“Como reflejo de la clara intención que nos animaba, la primera acción fue solicitar un crédito a sola firma para adquirir esa pequeña máquina de escribir Olivetti que nos acercó a todas las personas e instituciones a las que fue necesario conectar con notas y comunicaciones cuando la internet no era ni siquiera un sueño”, recuerda una colega

Fragmento  de la entrevista a la Lic. Mirtha Losso

El ministro de Gobierno se negaba a autorizar la creación ya que el mínimo exigible para conformar una Sociedad Jurídica eran 10 miembros. Con diferentes motivos, solicitábamos audiencia todo el tiempo y hacíamos antesala durante horas y horas. Cristina Herrera y yo insistíamos un día y otro dando vuelta con nuestros temas: viáticos para viajar a tal congreso, nombramientos, autorización para colegiarnos, etc. Creo que le ganamos al Dr. Toro por cansancio. Nelly y Cristina  trabajaban por la mañana y Dora tenía un bebé, así que tenían esa limitación para ir a la Casa de Gobierno. Con el tema de conseguir trabajo, recuerdo algo que hoy parecería medio loco, pero que en ese momento hacíamos, solo  pedíamos la audiencia con el  Gobernador y era suficiente. Esperábamos y nos recibían. El día en que nos recibió el gobernador Mott, fuimos con Dora y el nene de meses. Mientras hablábamos sobre la situación económica de ella, que era crítica, el nene revoleó el chupete que salió volando y fue a parar lejos, debajo de una mesa grande e importante que había en el despacho. Ver al Gobernador en cuclillas buscando el chupete de Danielito fue muy raro y nosotras disimulando para no reírnos. Se podría decir que el actual Dr. Ovejero, oftalmólogo, colaboró muy activamente para que su mamá consiga ese trabajo. Mott le firmó la designación en la Dirección Provincial del Menor y la Familia poco más tarde.

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Ese año 1973 fue un año de regresos, cambios y reacomodamientos. Para el mes de julio ya éramos una multitud. Flamantes colegas se iban sumando sin prisa y sin pausa: Miguel Barrionuevo, Nilda Aceñolaza, Adalgisa Scaglia, Myldre Jofre, María Paulina Sánchez, Susana Cambursano, Carmen Martínez…

Colación de grado. Abril 1972.
Colación de grado. Abril 1972. Mirtha Losso, Eleonora Campos, Dora Biasoni, Nilda Aceñolaza

A partir de allí, la tarea central y casi excluyente fue la inserción en instituciones: escuelas, hospitales, minoridades. En casi todos los casos, la incorporación efectiva estuvo precedida por un largo tiempo de trabajo ad honorem. Para difundir el conocimiento de la Psicología y el rol del psicólogo en la comunidad, se realizaban charlas y encuentros permanentes con efectores del sistema de salud y educación.

La confrontación con médicos y profesoras de Filosofía y Ciencias de la Educación no se hizo esperar. Fue la lucha por nuestro espacio y práctica profesional específica y diferenciada del saber médico y de la orientación pedagógica, que desde los gabinetes psicopedagógicos se extendía, hasta ese momento, al campo clínico.

La Clínica

En todas las conducciones del Colegio en la década del 70 y subsiguientes, se hizo hincapié en la formación profesional. La orientación clínica prevalente en estos primeros años en Catamarca era el psicoanálisis clásico y se referenciaba en la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA); se proponía como condición para el ejercicio de la clínica el análisis personal, la supervisión clínica, la capacitación y el estudio de textos freudianos, kleinianos y otros autores, como Raker, Winnicott, etc, con docentes miembros de la APA.

La colaboración entre colegas de Tucumán y Catamarca permitió la realización de los seminarios clínicos. Esto demostró la unión de intereses con colegas profesionales de otras provincias.

En el caso de Tucumán, el grupo catamarqueño viajaba aprovechando los fines de semana. En esos viajes se imponían los controles militares en el marco del conocido “Operativo Independencia”. Un contexto social de violencia que convertía dichos traslados y encuentros  en una experiencia angustiosa y peligrosa.

Córdoba era la otra ciudad donde se desarrollaban actividades de formación clínica. Con los años y a medida que se iban incorporando al Colegio nuevos y nuevas colegas, la formación y la práctica clínica se fue diversificando hacia otras escuelas de pensamiento: el psicoanálisis francés de la mano de Jacques Lacan, la terapia Familiar Sistémica y la escuela Gestáltica. Estos  aportes disciplinarios pusieron en tensión a los saberes instituidos por el psicoanálisis  clásico, reflejando en nuestra provincia los debates que se profundizaban en el resto del país.                            

Campos de disputas

En el mes de agosto de 1972, el antiguo Instituto Nacional del Profesorado, institución emblemática de formación de docentes,  se convirtió en la Universidad Nacional de Catamarca. Al año siguiente se inició la actividad académica. Las licenciadas Urquiza, Herrera, Losso, Jofre y Sánchez formaron parte del staff profesional del Ciclo Introductorio que tuvo un desarrollo muy interesante con la modalidad de Mesas de Trabajo en la Capital y el interior de la provincia coordinadas por alumnos, docentes y profesionales con participación directa de las comunidades locales. El tema convocante era la elección de carreras que debían conformar la oferta académica de la UNCa.

Hasta ese momento, el espacio de la psicología clínica era ocupado por la orientación educativa/conductual que realizaban docentes del área de Ciencias de la Educación. Conquistar ese espacio no fue sencillo y  representó un campo de disputas muy intensas durante los años posteriores.

Otro ámbito conflictivo, de igual o mayor profundidad, fue con el Poder Médico Hegemónico. En el libro de Actas del Colegio consta que en la reunión del día 29/5/73 se analiza el Anteproyecto de Ley de Carrera Asistencial-sanitaria presentado por el Colegio Médico en el que estaban excluidos los psicólogos. Se mencionaba en dicho anteproyecto el nefasto eslogan de LOS TRES NO: No a la psicoterapia, No a la prescripción de psicofármacos  y No al ejercicio del Psicoanálisis.

En el Ministerio de Bienestar Social se encontraba la Subsecretaría de Salud Pública donde se otorgaba la Matrícula Profesional, registrándose a los psicólogos y psicólogas como “Auxiliares” de la Medicina junto a otras disciplinas del arte de curar como kinesiología, fonoaudiología, nutrición, etc. Por esta razón asignaban a nuestras colegas la Categoría 18 del Escalafón de la Administración Pública provincial. Pasaron varios años hasta la sanción de la Ley de Ejercicio Profesional, ley con la que se posibilitó el pase a categoría 21 (profesional A1): lo que correspondía como Carrera Mayor Universitaria (mayor de 5 años).

La historia de nuestra profesión en Catamarca, en estos primeros años, circula repetidamente por los mismos senderos: la resistencia de la sociedad tradicional para absorber los cambios que representaba este nuevo sujeto social, la aparición de los y las psicólogas en las instituciones, la búsqueda de legitimación y jerarquización dentro de las profesiones del área de la salud mental y tantas otras vicisitudes. Los recuerdos también nos llevan por cómo se jugaban las cuestiones de género en los 70: los apellidos de casadas no siempre se quedaban en casa, estaban también en el CV, como una marca de esa época.

Tiempos difíciles 

Los tiempos revueltos políticamente en Argentina resonaban lógicamente en nuestra realidad aunque, quizás, no con la misma intensidad que en el resto del país.   

Tanto en Catamarca como en el país, en los primeros años de la década se  vivían tiempos difíciles y peligrosos. Arreciaba la ofensiva de la Triple A (Alianza Antirrevolucionaria Argentina) contra los movimientos revolucionarios -armados o no- y opositores políticos del campo popular. En marzo de 1976 se produce el golpe militar que dio continuidad y profundizó la acción de la AAA, con persecuciones, desapariciones y detenciones arbitrarias. Esta realidad no fue ajena a nuestra vida provinciana: colegas detenidos sin causa, acoso, vigilancia. Miguel Barrionuevo, Edgardo Quiroga, Cristina Ibáñez, Nilda Aceñolaza conocieron de cerca el rostro de la dictadura. La profesión de psicólogo era una de las más observadas por el control ideológico del gobierno de facto. Mientras duraba el encarcelamiento a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional) de Miguel Barrionuevo, el clima de persecuta llevaba a las colegas del Consejo Directivo a pensar y generar estrategias de negociación con el objetivo de seguir la tarea de difusión, apertura de espacios y oportunidades de trabajo para los colegas de nuestra provincia. Algunas muy curiosas y con mucho sabor local, como las que recordó Eleonora Campos quien se incorporó al Colegio a fines del año  1975.

Fragmento de entrevista a la Lic. Campos, en la que recuerda el homenaje en Plaza 25 de Mayo y Catedral en el Día del Psicólogo, en Octubre de 1976

Yo recuerdo que para el Día del Psicólogo en esa época realizamos actos recordatorios muy formales y por compromiso con una sociedad en estado de tensión, como misas en la Catedral Basílica, ofrendas florales en la plaza 25 de Mayo, publicaciones e invitaciones formales a la cena conmemorativa a las autoridades provinciales, además de los presidentes de los Colegios profesionales. Íbamos por la noche, 21 hs., a la plaza y con toda la actitud de solemnidad dejábamos las flores y hacíamos un pequeño acto frente a la estatua de San Martín. Supongo que eso nos permitía dar una imagen tranquilizadora, como institución, frente a la sociedad catamarqueña porque la verdad era que el miedo y la vigilancia eran reales y palpables -muy diferentes a lo que fueron los años posteriores.

Día del Psicólogo: Una fecha

La Psic. María Isabel Ibáñez nos recuerda que, al llegar ella a Catamarca en el año 1978, todavía se festejaba el Día del Psicólogo en el mismo día de la Asistente Social, profesión que actualmente es la de Trabajo Social.

El 13 de octubre de 1981, por primera vez, en Catamarca se festeja el Día del Psicólogo en esa fecha, adhiriéndose al día nacional que había sido establecido  años atrás por la COPRA.

La Federación de Psicólogos de la República Argentina (FEPRA), en el mes de octubre de 2019 publicó: “(…) Esta fecha que se instituyó en 1974, cuando la confederación de psicólogos de la República Argentina (COPRA), entidad antecesora de la actual FEPRA, convocó al primer Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología en la ciudad de Córdoba. Este encuentro se erigió como un espacio para pensar y trabajar por los derechos de los psicólogos, por la construcción de una identidad profesional y donde miles de psicólogos y estudiantes de todo el país unieron sus fuerzas en defensa de la Psicología».

Fragmento de Las Huellas de la Memoria. Psicoanálisis y Salud Mental en la Argentina de los 60 y 70 de Enrique Carpintero y Alejandro Vainer

En octubre de 1974 se realizó el Primer Encuentro de Psicólogos y Estudiantes de Psicología en Córdoba. Para ese entonces había 28 asociaciones profesionales de psicólogos incorporados a COPRA. Casi 5.000 psicólogos agremiados sobre 6.000 existentes y unos 40.000 estudiantes en las carreras de Psicología. Para el encuentro en Córdoba concurrieron psicólogos y estudiantes de todo el país, aunque fueron pocos los de Buenos Aires, que estaban en lucha por el cierre de la carrera en la UBA y los de La Plata, que debieron desistir de concurrir por asesinatos de compañeros de la universidad.

En ese clima se discutieron las propuestas de COPRA y las ilusiones perdidas en el plan de Salud. Sobre el final hubo una moción de instaurar esa fecha, el 13 de octubre, como el Día del Psicólogo. A partir de entonces, y como homenaje a esta lucha el 13 de octubre es el Día del Psicólogo. Alberto Colaski, cordobés, rememoraba ese hecho años después: “En 1974 había surgido la propuesta del SNIS (Servicio Nacional Integral de Salud) por parte del Ministro de Salud de la Nación, el Dr. Liotta. El proyecto estaba en la Cámara de Diputados de la Nación. Pero a la hora de hablar de los trabajadores de la salud nombraba a los médicos, enfermeros, kinesiólogos, fonoaudiólogos, etc. Los psicólogos no figurábamos en esa lista. En ese momento yo era el presidente del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras (CEFyL) de Córdoba y miembro de la FUA (Federación Universitaria Argentina). Entonces junto a los psicólogos que conducían la COPRA nos entrevistamos con la Comisión de Salud de Diputados. En la reunión le mencionamos esta situación, y comenzaron a releer el proyecto, cruzando miradas como desconcertados. Uno de ellos nos dijo: ‘No, por favor, acá están ustedes, en el etcétera’. Nuestra indignación fue muy grande. Por eso convocamos a un Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología. El Centro de Estudiantes y el incipiente Colegio de Psicólogos de Córdoba, dirigido por Marcos Genet, propusimos ser la sede de dicho encuentro. Córdoba simbolizaba la sociedad Combativa y de Lucha. El Encuentro se realizó del 11 al 13 de octubre de 1974, en nuestra Ciudad Universitaria, más precisamente en  lo que hoy conocemos como Baterías A. Éramos 1.500 Psicólogos y estudiantes de Psicología de todo el país. En la discusión predominaba la presencia de las distintas agrupaciones políticas, en particular las de izquierda, con una serie de diferencias entre sí. El punto central era quiénes aceptaban el Proyecto Liotta, logrando salir del etcétera, pero siguiendo en dependencia del médico y los que directamente rechazaban integrarse al programa en ese marco. También se debatió cuál era el mejor sistema sanitario para el país, la formación de los psicólogos. Llegó el domingo 13 de octubre y no nos habíamos puesto de acuerdo en nada. En ese momento nos reunimos los organizadores del encuentro y reconociendo esa realidad, se propuso un símbolo de unidad. Como hasta ese momento no existía el ‘Día del Psicólogo’, dejamos a partir de ese día 13 de octubre de 1974 instituido como nuestro ‘Día’. Esta propuesta fue aprobada por el plenario y como hoy se comprueba se logró mantener algo que salió de aquellos turbulentos pero ricos momentos.” Este encuentro culminó con una represión policial en la Ciudad Universitaria de Córdoba ese mismo día.

Entonces se había intervenido la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. El cura Sánchez Abelenda, representante de la derecha fascista, se hizo cargo de la carrera. Durante gran parte de 1975, la carrera de Psicología quedó cerrada. Hubo varias clases en la calle como señal de protesta ante la situación. Pero la serie de persecuciones e intimidaciones se multiplicaban. La “Triple A” seguía operando sobre todos los que estaban politizados. La Facultad de Filosofía y Letras era uno de esos ámbitos. La Ley de Ejercicio profesional quedó en la nada. El Plan del ‘74 no llegó a implementarse. Había otros planes para el país y para esta carrera que ahora entraba en la noche más oscura de su historia.

La información sobre el Encuentro aparecía en Anónimo, “Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología realizado en Córdoba”, mimeografiado, San Luis, octubre 1974. Comunicación personal de Alberto Colaski, agosto 2002.

En las actas de reuniones del Consejo Directivo de los años posteriores a 1978 se ha registrado una intensa actividad relacionada con la jerarquización de la profesión. Publicaciones periodísticas, disertaciones científicas en los Círculos Odontológico y Médico con pediatras, clínicos, psicopedagogos. El contacto con otros colegios profesionales locales y de la región, la adhesión del Colegio a las obras sociales y muy especialmente, la gestión del proyecto más ambicionado por todos que fue la definitiva matriculación en el marco de una Ley de Ejercicio Profesional.

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